Pegasos

Pegasos

Según la mitología griega Pegaso era
un caballo mágico y alado, hijo de Poseidón, dios del mar, y de la gorgona
Medusa. Esta fantástica criatura, veloz y rápida como el viento, nació del
cuello de Medusa después de ser vencida y muerta por el héroe Perseo,
quien le cortó la cabeza.
Poco después de su nacimiento, el mágico corcel golpeó con una coz el
suelo del monte Helicón y en el acto comenzó a fluir un manantial, después
consagrado a las Musas y que, según se cree, es la fuente de la
inspiración poética.
Todos intentaron en vano capturar y amansar al caballo y ésta se convirtió
en la obsesión de Belerofonte, príncipe de Corinto, que, siguiendo el
consejo de un adivino, pasó una noche en el templo de la diosa Atenea.
Mientras dormía, se le apareció la diosa con una brida de oro junto a él,
y con ella pudo capturar y amansar fácilmente al caballo alado.
A partir de ese momento, Pegaso se convirtió en una gran ayuda para el
héroe y lo acompañó en sus aventuras contra las amazonas y la Quimera,
multiplicando sus hazañas.




Belerofonte, sin embargo, fue víctima de su propio orgullo. Cuando
logró volar hasta la cima del monte Olimpo para reunirse con los dioses,
el prudente caballo lo derribó y dejó que Belerofonte vagara sin rumbo,
desconsolado y rechazado por los inmortales.
Pegaso encontró refugio en los establos olímpicos y Zeus le encargó que le
llevara el trueno y el rayo, los símbolos de su poder. Posteriormente los
dioses transformaron a Pegaso en una constelación.


Un Pegaso es un corcel
alado de naturaleza mágica. Se trata de un ser inteligente, bondadoso y
salvaje.
Un Pegaso es una criatura muy tímida que sólo puede ser domada por jinetes
de buen corazón. Los Pegasos detectan el mal innatamente y no servirán a
quien intente domarlos con fines malvados.
Cuenta la leyenda que Perseo decapitó a Medusa y de su cuello brotó
Pegaso. Al poco tiempo de nacer, Pegaso golpeó el suelo del monte Helicón
y de su golpe surgió un manantial, que se considera la fuente de la
inspiración poética.
 

A pesar de los intentos de domar al mágico y
veloz caballo, sólo Belerofonte lo consiguió después de pasar una noche en
el templo de la diosa Atenea. Ésta se le apareció en sueños y le dio una
brida mágica para domarlo. Belerofonte trató de volar con Pegaso hasta el
monte Olimpo para unirse a los dioses, pero el corcel derribó a
Belerofonte antes de conseguirlo. Zeus recompensó al caballo dándole
alojamiento en los establos del Olimpo y le dio el rayo y el trueno como
símbolos de su poder. Pegaso pasó a ser con los años una constelación
estelar que se encuentra entre la de Piscis y la de Andrómeda.
Los Pegasos que nacen del cuello de una medusa decapitada pertenecen a una
raza superior de Pegasos llamados Gran Pegaso, éstos son más fuertes y su
tamaño es mayor. Suelen ser líderes de las hordas de Pegasos y sólo pueden
ser domados por los héroes más nobles.
Los Pegasos tienen la forma y el tamaño de un caballo árabe y unas enormes
alas emplumadas. Suelen ser blancos, aunque también se conocen marrones y
hay rumores de Pegasos negros. Independientemente de su color todos los
Pegasos son seres bondadosos y nobles.

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