Duendes Nórdicos

La descripción más temprana de los duendes proviene de la mitología nórdica. De allí se conserva el nombre “álfar”, aunque la creencia en estas criaturas maravillosas era muy común entre las tribus germánicas y los antiguos escandinavos.
Los duendes parecen compartir muchas características con los seres humano, con la diferencia de que aquéllos son siempre muy hermosos. Suele aludirse a estas criaturas como seres semi-divinos asociados a la fertilidad y al culto de los antepasados. Se los relaciona con la creencia animista y espiritista de la naturaleza y de los difuntos, muy común en casi todas las religiones humanas. Allí se remonta la vieja creencia nórdica en los fylgjur y vörðar, espíritus protectores.
Algunos investigadores sostienen que los duendes son el equivalente germánico de las ninfas de la mitología griega y romana, así como el “vili” y el “rusalki” de la mitología Eslavita.



El mitógrafo e historiador irlandés Snorri Sturluson se refiere a los enanos (“dvergar”) como los “duendes oscuros” (“dökkálfar”) o “duendes negros” (“svartálfar”); si este uso refleja una creencia escandinava medieval más amplia, esto es incierto.
Los duendes que no son oscuros son descritos por Snorri como “duendes de la luz” (“ljósálfar”). Este uso ha estado conectado a menudo con la relación etimológica de los duendes con la blancura. En las Eddas se afirma que “hay un lugar allí en el cielo que se llama la casa del duende(Álfheimr).
La gente que vive allí es conocida como “los duendes ligeros! (ljósálfar) mientras que los duendes oscuros (dökkálfar) habitan bajo la tierra.
La certeza de la existencia de los duendes en la mitología nórdica -además de la labor de Snorri- se funda en la poesía “Skaldic”, el Edda poético y las sagas legendarias. Aquí, los duendes aparecen vinculados al “Æsir”, particularmente con la frase “Æsir y los duendes”, que significa “todos los dioses”.
Además, estos seres mágicos han sido comparados o identificados con los “Vanir” -los dioses nórdicos de la fertilidad- por algunos eruditos. Sin embargo, en el Alvíssmál (los Refranes de Todos los Sabios) los duendes son considerados muy ajenos a “Vanir” y a “Æsir”. Por lo tanto, existen diferentes versiones sobre su procedencia y función natural.
Posiblemente, tales palabras designan una diferencia en el estatus que existe entre los dioses principales de la fertilidad (el Vanir) y los de menor importancia (los duendes).
Varias fuerzas menores, tales como los criados de los dioses, se presentan en los mitos nórdicos Byggvir y Beyla, que mencionan la existencia de “Freyr”, el señor de los duendes.  
Algunos especulan que “Vanir” y los duendes pertenecen a una religión nórdica anterior a la edad de bronce escandinava, y que fueron substituidos más adelante por los dioses principales “Æsir”.
Otras notables investigaciones -especialmente las de Georges Dumézil- discuten que el “Vanir” fuera uno de los dioses de los hombres nórdicos comunes, y que el “Æsir” fuera el dios de las castas de sacerdotes y guerreros.


Un poema compuesto en el año 1020, el “Austrfaravísur”, cuyos versos narran el viaje de Þorðarson de Sigvatr, menciona que su protagonista, como era cristiano, había sido rechazado en una casa pagana, en Suecia, porque un “álfablót” (sacrificio de los duendes) lo había conducido hasta allí.
Sin embargo, no se ha encontrado ninguna otra información confiable en cuanto a la implicación de un “álfablót”, aunque probablemente estén relacionados con el ofrecimiento de alimentos a las divinidades. El folklore escandinavo contemporáneo conservó la tradición de sacrificar ganado y comida para captar la benevolencia de los duendes.
Las ofrendas las hacían en la época del año cerca del equinoccio otoñal porque estaban asociadas a los duendes de la fertilidad y de los antepasados. Además, la saga de “Kormáks” se considera como un sacrificio a los duendes que aparentemente podían curar severas heridas de batalla: cuenta la leyenda que Þorvarð  ofreció un banquete de carne de toros a los duendes -bañando las colinas con su sangre- para poder sanarse.

Los duendes escandinavos eran del tamaño de un ser humano. Los hombres que tuvieran idéntico tamaño podían ser elevados a la fila de duendes después de su muerte, tal como sucedió con el pequeño rey Olaf y el héroe Völund, que fue bautizado como el “gobernador de duendes” en el Völundarkviða.
Incluso era posible el apareamiento entre los duendes y los humanos en las antiguas creencias de los nórdicos. Un caso aparece en saga de Hrólf Kraki 's, donde el rey danés Helgi encuentra a una duende-mujer vestida de seda, la mujer más hermosa que había visto, y mantiene relaciones íntimas: la viola y meses más tarde ella concibe a Skuld, quien contrajo matrimonio con Hjörvard, el asesino de Hrólf Kraki.
Dado que Skuld era mitad-duende, era experta en brujería. Su poder era tal que resultaba invencible en batalla. La única manera de derrotarla era capturándola antes de que ella convocara a sus ejércitos.
Otro caso era el del héroe Högni, cuya madre era una reina humana y su padre -según el Thidrekssaga-, era un duende de nombre de Aldrian.
Existe también en el Heimskringla y en las historias de Víkingssonar la saga de los Þorsteins, una casta de reyes locales que gobernaron sobreÁlfheim (que corresponde a una actual provincia sueca, Bohuslän). Como llevaban sangre de duendes en las venas, se dice que fueron más hermosos que la mayoría de los hombres.
Por último, la tierra gobernada por el rey Alf fue llamada Alfheim. Sus descendientes estaban vinculados con los duendes; su último rey se llamóGandalf.

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